lunes, 13 de abril de 2015

El logro es un avance para la medicina regeneradora y el tratamiento de patologías incurables.

Científicos estadounidenses consiguieron por primera vez clonar células adultas humanas para crear células madre embrionarias cuyo ADN se corresponde con el donante.
En el marco de este estudio, los investigadores utilizaron la técnica desarrollada por el doctor Shoukhrat Mitalipov, el primero en crear en 2013 células madre embrionarias humanas a partir de células de la piel. Pero en estos ensayos de clonación se utilizó ADN de un bebé de ocho meses.
La nueva técnica publicada en la revista estadounidense Cell Stem Celle fue llevada a cabo por el Advance Cell Technology y financiada en parte por el gobierno de Corea del Sur. El equipo dirigido por el doctor Robert Lanza utilizó el núcleo de células de la piel de dos hombres que insertaron de dos ovocitos que generaron embriones primitivos. El ADN fue extraído de estos embriones.
"Hasta ahora no habíamos logrado clonar células adultas para crear células madre embrionarias", afirman los autores cuyo sistema tiene la ventaja de no utilizar embriones fertilizados, una técnica que genera dilemas éticos o fuertes oposiciones en la iglesia.
La comunidad científica ha puesto sus esperanzas en la clonación terapéutica que podría llegar a sustituir órganos dañados por el cáncer, la ceguera o la enfermedad de Alzheimer.

Encefalopatías espongiformes transmisibles

 bases moleculares, diagnóstico y perspectivas terapéuticas


Las encefalopatías espongiformes transmisibles constituyen un grupo de enfermedades neurodegenerativas que están asociadas a la presencia en el tejido nervioso de agregados insolubles constituidos por una isoforma anómala de una proteína denominada prión. Esta isoforma se produce por un cambio conformacional en una molécula que puede transmitirse a otras proteínas priónicas normales. Las proteínas modificadas pierden su actividad biológica, desencadenándose la muerte de las neuronas por apoptosis. Los cambios conformacionales de los priones que derivan en enfermedad pueden deberse a la existencia de mutaciones que disminuyan la estabilidad de las formas celulares. Existe susceptibilidad genética, por tanto, a padecer tipos hereditarios de la enfermedad o adquiridos por infección con isoformas priónicas anormales. En la actualidad se están perfeccionando métodos sensibles de diagnóstico basados en la detección de las isoformas anormales de la proteína priónica. Todavía no existen tratamientos curativos para estas enfermedades aunque se están diseñando métodos terapéuticos que bloqueen los cambios conformacionales que conducen a la precipitación de la proteína priónica.


A diferencia de los agentes infecciosos convencionales, que en general son ajenos al organismo humano, los priones forman parte normal del mismo. De hecho, los humanos comparten estas proteínas con el resto de la escala evolutiva. A pesar de esta conservación tan amplia, se desconoce la función de los priones y la razón de su presencia en la superficie de tipos celulares tan diversos como los espermatozoides y las células reticulares dendríticas. Las concentraciones máximas de priones, sin embargo, se dan en las neuronas, hecho que concuerda con que las enfermedades priónicas hasta ahora reconocidas estén relacionadas con el sistema nervioso. Los problemas surgen cuando el plegamiento normal del prión se modifica y la proteína adquiere una conformación anómala. Al imaginar la cadena de aminoácidos (estructura primaria) del prión, se ha de tener en cuenta que esta cadena se pliega sobre sí misma (estructura secundaria) y aún torna a plegarse de manera más compleja hasta adquirir una forma globular (estructura terciaria). La conformación de ciertas partes de esta estructura globular es muy característica, ya que en ellas la proteína se dispone a manera de tirabuzón (dominio en hélice alfa) o a manera de hoja de papel con múltiples dobleces paralelos (dominio en lámina beta). En el prión normal predominan los dominios en hélice alfa sobre los dominios en lámina beta. Los cambios conformacionales que confieren patogenicidad a los priones consisten precisamente en la adquisición de dominios en lámina beta, que llegan a predominar sobre los dominios en hélice alfa. Tal riqueza de dominios en lámina beta es responsable de que los agregados de priones anómalos posean las características tintoriales de la amiloide.

La enfermedad de Creutzfeldt-Jakob es muy poco común: se presenta aproximadamente un caso por cada millón de personas. 
Hay varios tipos de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob. Se puede agrupar en los tipos esporádica, familiar o adquirida.
Los tipos clásicos de esta enfermedad son:
  • Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob de tipo esporádico que comprende la mayoría de los casos y que ocurre sin razón conocida. La edad promedio de inicio es los 65 años.
  • Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob de tipo familiar que ocurre cuando una persona hereda el prión anormal de uno de los padres (este tipo de la esta enfermedad es poco común).
  • Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob adquirida que incluye la variante ECJ (VECJ), la forma relacionada con la enfermedad de las vacas locas, y la ECJ yatrógena, en la cual la enfermedad se transmite a través de una transfusión de hemoderivados, un trasplante o instrumentos quirúrgicos contaminados. 
La variante de la enfermedad de Creutzfeld-Jakob (VECJ) es causada por comer carne infectada. Se cree que la infección que causa la enfermedad en las vacas locas es la misma que ocasiona la nueva variante de la enfermedad de Creutzfeld-Jakob en humanos.

Síntomas 
  • Demencia que empeora rápidamente en el transcurso de unas pocas semanas o meses.
  • Visión borrosa (algunas veces).
  • Cambios en la marcha (forma de caminar).
  • Confusión o desorientación.
  • Alucinaciones (ver cosas que no existen). 
  • Falta de coordinación (por ejemplo, tropezones y caídas).
  • Rigidez muscular.
  • Fasciculaciones musculares.
  • Sensaciones de estar nervioso o sobresaltado
  • Cambios de personalidad.
  • Somnolencia.
  • Convulsiones o movimientos espasmódicos repentinos.
  • Dificultad para hablar.
La ECJ rara vez se confunde con otros tipos de demencia (como la enfermedad de Alzheimer), debido a que en la ECJ los síntomas empeoran mucho más rápidamente. 

No se conoce cura para esta enfermedad. Las interleucinas y otros medicamentos pueden ayudar a retrasar la enfermedad. La persona puede necesitar cuidados al principio de la enfermedad. Asimismo, se pueden necesitar medicamentos para controlar los comportamientos agresivos.
El hecho de brindar un ambiente seguro, controlar el comportamiento agresivo o agitado y satisfacer las necesidades de la persona puede demandar vigilancia y asistencia bien sea en el hogar o en un centro de cuidados médicos. El asesoramiento familiar le puede ayudar a la familia a enfrentar mejor los cambios requeridos para la atención en el hogar.